"La
mujer ahorcada"
Dicen que ocurrió en la ciudad de Izamal a principios
del siglo pasado, y como suele pasar con algunas leyendas, tiene su origen en
una tragedia.
Se cuenta que una joven viuda trabajaba en una tienda
cercana a su casa como ayudante de bodega, para mantener a su pequeño hijo de
tres años. Su marido había muerto un par de años atrás en un accidente, por lo
que de la noche a la mañana la muchacha tuvo que hacerse cargo de su hijo, lo
cual le costó mucho porque no tenía familiares que la ayudaran y nunca se llevó
bien con la familia de su esposo.
Por si fuera poco, como nunca había trabajado su
esfuerzo tuvo que ser mayor, sin embargo, los vecinos decían que maltrataba a
su pequeño, que no lo cuidaba y siempre estaba en deplorables condiciones, pues
andaba sucio, sin zapatos y a pesar de su corta edad no parecía importarle en
lo más mínimo, porque a veces salía solo de su casa y deambulaba en la calle por
horas con los peligros que eso representaba.
Tal y como se esperaba, pronto la tragedia llegó, ya
que debido a su descuido el niño falleció quemado al caerle encima una olla de
agua hirviendo. Tras el entierro del infante, la madre sufrió de tan fuertes
remordimientos, que en menos de un mes apareció ahorcada en el solar de su
humilde casa.
Los vecinos no dejaban de hablar sobre el lamentable
final de esa familia, ya que en un lapso de dos años murió el joven matrimonio
y su pequeño hijo.
Cada dos de noviembre
La muerte del infante ocurrió un dos de noviembre, día
de los finados, y se cuenta que por todo un año la casa permaneció abandonada,
hasta que justo el día de la efeméride luctuosa del menor, los vecinos
escucharon ruidos y voces en el interior de la vivienda, por lo que pensaron
que a lo mejor ya habían rentado la casa, pero pronto se dieron cuenta que no
fue así y de hecho el candado de la puerta aún permanecía intacto.
Estos fenómenos empezaron a repetirse en los
siguientes años, desde la semana previa al día de muertos, y terminaba el día
cuatro, es decir dos días después del aniversario de la muerte.
Cuando pasaron a vivir los nuevos inquilinos de la
casa, éstos no sabían la tragedia ahí ocurrida, pero los fenómenos paranormales
continuaban ocurriendo y se intensificaban, ya que veían la silueta de una
mujer y escuchaban sus gritos de desesperación, como si quisiera ayudar a
alguien.
También se escuchaban lamentos y sollozos de un niño,
lo que confirmó que se trataba de la
misma mujer que por negligencia propició la muerte de su vástago.
Por muchos años, cada día de finados los vecinos de
esa colonia tenían miedo y hasta hace un tiempo, en un viaje reciente a Izamal,
una persona de edad me volvió a platicar este caso y recordó que en el año 2008
oyó rumores de que se continuaban escuchando los lamentos de esa mujer.
Comentarios
Publicar un comentario